Sigue el debate. El que aquí escribe, o sea, yo, cursó sus estudios en un centro regido por religiosos. Sé de lo que hablo. Está claro, que no se debe cuestionar el derecho de quienes quieren educar a sus hijos, dentro de ese tipo de educación. Pero, perdón, no en las escuelas públicas, las mal llamadas "gratuitas"(¡las pagamos entre todos, con nuestros impuestos!).
Se podría, en democracia, llegar al acuerdo de que se volviera al Estado confesional, al nacional-catolicismo. Pero mientras no estemos en eso, la Iglesia, por favor, que no decida quien imparte, o deja de impartir, la mencionada asignatura. Que en mi opinión, reitero, ya hace tiempo que no debería estar en nuestras escuelas públicas.
jueves, 19 de abril de 2007
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